J. JAVIER COMAS R. / JOSÉ ANTONIO RODRÍGUEZ. El Arzobispado de Sevilla ha dado luz verde, por segunda vez, a la salida extraordinaria de la Virgen de las Angustias de la hermandad de la Esperanza de Arahal.
La decisión se produce después de que esta mañana, en una reunión con miembros de la junta de gobierno de la hermandad, estos presentaran la documentación en la que el Ayuntamiento confirmaba que la medalla de la ciudad se le había asignado a la hermandad y no a la Virgen, como se venía sosteniendo desde la corporación.
Reconocido, por tanto, que la documentación presentada distingue a la hermandad y no a la Virgen, el Palacio Arzobispal entiende que no procede la celebración de la salida extraordinaria. Sin embargo, en ánimos de calmar las aguas del municipio y de la propia hermandad, desde la Iglesia se ha dado luz verde a la salida de la Virgen aunque anuncian la apertura de un expediente por el que pretenden recabar datos y tomar medidas, si procede, en torno a lo acontecido en los últimos días.
Como ayer informaba semanasantadesevilla.tv, Manuel Soria dio el visto bueno a la salida de la Virgen siempre y cuando la concesión fuera a la dolorosa, hecho que, a tenor de la documentación del propio Ayuntamiento no ha sido así. En cualquier cosa, la procesión de la Virgen sigue adelante y el cabildo extraordinario convocado para mañana en la hermandad, finalmente, ha sido suspendido.
Noticias relacionadas
El Ayuntamiento de Arahal dice que la medalla se le concedió a la hermandad
Soria espera que en Arahal se suspenda la extraordinaria
Palacio estudia paralizar la extraordinaria de las Angustias de Arahal
Menos mal que todo se ha arreglado. El vicario ha actuado con sentido común. A veces, se pretenden tomar medidas que los laicos no comprendemos. Parece como si se persiguiesen las manifestaciones de la piedad popular, que son el “humus” de la Liturgia. Si al pueblo se le aparta de la piedad popular y de sus manifestaciones genuinas, la Iglesia puede verse como una serie de normas y cánones. No lo olvidemos, la ley más importante de la Iglesia es el Evangelio, no el Código de Derecho Canónico, que, por cierto, no es dogma de fe.